Sara Andrés
“Aprendí a aceptarme y a reírme de mí misma, porque
no hay nada más divertido que reírse de los gazapos y de los errores
que cometes”. Para Sara Andrés, atleta paralímpica y maestra de
educación primaria, el humor es fundamental. Un accidente de coche a los
25 años, un cáncer de tiroides, y posteriormente, un cáncer de piel no
le hicieron perder la sonrisa y, lejos de hundirla, la impulsaron para
lograr metas que jamás había pensado que podía conseguir. Sara Andrés
encontró en el atletismo un deporte que le ayudó a sentirse bien y ganar
múltiples medallas y batir récords en campeonatos nacionales e
internacionales.
Esta maestra defiende que la educación tiene que ser inclusiva y enseña a sus niños y niñas desde la diferencia y a través de su ejemplo: “Lo que hice fue introducirles la idea de ser empático con el otro y con mi discapacidad, porque todos tenemos discapacidades o supercapacidades”.
Su sonrisa contagiosa nos invita a celebrar la vida cada día, y a disfrutar del momento presente como un regalo extraordinario: “Voy a pensar en todo lo bueno que he hecho hoy y disfrutarlo como único, porque es único, el pasado no existe y el futuro tampoco. Despertad, sed conscientes de todo lo bueno que tenéis en la vida, valoradlo y disfrutadlo”.
Esta maestra defiende que la educación tiene que ser inclusiva y enseña a sus niños y niñas desde la diferencia y a través de su ejemplo: “Lo que hice fue introducirles la idea de ser empático con el otro y con mi discapacidad, porque todos tenemos discapacidades o supercapacidades”.
Su sonrisa contagiosa nos invita a celebrar la vida cada día, y a disfrutar del momento presente como un regalo extraordinario: “Voy a pensar en todo lo bueno que he hecho hoy y disfrutarlo como único, porque es único, el pasado no existe y el futuro tampoco. Despertad, sed conscientes de todo lo bueno que tenéis en la vida, valoradlo y disfrutadlo”.
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